Skip to content

El precio oculto de los hogares inteligentes: comodidad a cambio de privacidad

July 27, 2025

En la era de la conectividad, los electrodomésticos ya no son simples aparatos que se encienden o apagan con un botón. Neveras, aspiradoras, cámaras de seguridad e incluso bombillos han dado el salto al mundo digital. Ahora se conectan a internet, aprenden de nuestros hábitos y, lo más preocupante, recopilan y comparten datos sin que muchos usuarios lo sepan. Esta nueva realidad plantea un dilema creciente: ¿cuánta privacidad estamos sacrificando en nombre de la comodidad?

Un reciente informe de Wirecutter, la sección especializada del New York Times, expone con claridad cómo los dispositivos inteligentes del hogar recogen y distribuyen información de sus usuarios, generando serias dudas sobre la privacidad dentro de nuestras propias casas.

Tres niveles de recopilación de datos

La recopilación de información por parte de estos dispositivos ocurre en tres niveles. El primero y más evidente son los datos de uso: cuándo se enciende o apaga un aparato, qué funciones se activan, o desde qué dispositivo se controla. Esto es comprensible para muchos, pues son datos necesarios para operar el equipo de forma remota o automatizada.

El segundo nivel es más sutil: los metadatos. Aquí hablamos de registros que permiten saber cómo y cuándo se utilizan los dispositivos. Por ejemplo, una cámara de seguridad no necesita grabar todo el tiempo para saber si estás en casa o no; basta con registrar cuándo detecta movimiento o cuándo está activada.

El tercer nivel es el más delicado: los datos personales. Algunos dispositivos, como los altavoces inteligentes de Amazon o Google, capturan fragmentos de audio cuando se activan por voz. Estos archivos, en muchos casos, se almacenan en la nube, donde pueden ser utilizados para mejorar el servicio… o para otros fines, como el entrenamiento de sistemas de inteligencia artificial o la segmentación publicitaria.

¿Quién accede a tus datos?

Generalmente, los fabricantes tienen acceso directo a esta información. Sin embargo, rara vez la gestionan por sí mismos. La mayoría de las veces, los datos viajan a servidores gestionados por gigantes tecnológicos como Amazon Web Services, Google Cloud o Microsoft Azure. A esto se suma que parte de esa información puede ser compartida con terceros: desarrolladores de aplicaciones, socios comerciales e incluso empresas de publicidad.

Más allá de eso, los propios proveedores de internet pueden inferir patrones de comportamiento a partir del análisis del tráfico de red. Aunque los datos estén cifrados, el simple hecho de saber cuándo y cuánto se comunica un dispositivo puede ofrecer pistas sobre tu rutina diaria.

Riesgos de seguridad reales

El informe de Wirecutter también resalta los peligros asociados a la ciberseguridad. Si un dispositivo carece de buenas medidas de protección, un tercero podría interceptar la información o, peor aún, controlar el equipo de forma remota. Casos de cámaras hackeadas o asistentes de voz que han grabado conversaciones privadas sin intención ya han sido reportados en distintos países.

Además, existe un uso poco conocido de estos datos: muchas empresas los utilizan para entrenar sus sistemas de inteligencia artificial. Es decir, al interactuar con tus dispositivos, también estás alimentando tecnologías que luego podrían ser aplicadas en contextos muy distintos a tu hogar.

¿Cómo protegerse?

Ante este panorama, los expertos recomiendan tomar medidas concretas. La primera es leer con atención las políticas de privacidad antes de adquirir un dispositivo. Aunque a veces sean extensas o confusas, pueden ofrecer indicios sobre cómo se maneja tu información.

También es aconsejable desactivar funciones que no se utilicen, como el almacenamiento en la nube o el control remoto, especialmente si no se usan con frecuencia. Otro recurso es segmentar tu red doméstica, creando una red Wi-Fi independiente para los dispositivos inteligentes. Así, si uno de ellos es comprometido, el resto de tus dispositivos (como celulares o computadoras) estarán mejor protegidos.

Elegir marcas que prioricen la privacidad también marca la diferencia. Apple, por ejemplo, tiende a minimizar la transferencia de datos hacia la nube, lo que puede ser una ventaja frente a otras compañías como Amazon o Google, que aprovechan esa información con fines comerciales.

Finalmente, es clave mantener los dispositivos actualizados. Las vulnerabilidades de seguridad suelen ser corregidas mediante parches y nuevas versiones de software, por lo que ignorar estas actualizaciones puede exponerte innecesariamente.

El hogar conectado llegó para quedarse, ofreciendo niveles de comodidad y automatización nunca antes vistos. Sin embargo, este avance tecnológico tiene un precio: la privacidad. Como consumidores, es fundamental estar informados, exigir mayor transparencia a los fabricantes y adoptar prácticas responsables para proteger nuestros datos. Solo así podremos disfrutar de los beneficios de la tecnología sin entregar, sin saberlo, las llaves de nuestra intimidad.